domingo, 4 de noviembre de 2012

Skyfall

"Skyfall" es la película número 23 en la agenda del agente británico y la tercera desde que Daniel Craig le pusiese un rostro para el siglo XXI, después de varios problemas de financiación y cuatro años de producción interrumpida.



"Skyfall" pone a Bond frente a un espejo de reflejo incómodo con la cara de Javier Bardem y debe luchar contra el único enemigo que no va a poder vencer: el paso del tiempo o la inevitable amenaza de la muerte.
Todo comienza cuando un mercenario francés se hace con un disco duro que contiene las identidades de todos los agentes infiltrados de las agencias de inteligencia y Bond resulta herido y dado por muerto. El MI6 es víctima de un atentado y Bond vuelve al servicio, achacoso, para hacer frente a Silva (Bardem) en su plan para vengarse.

"Bond vs la muerte" sería un buen título para el film porque es de lo que trata. El mundo es cada vez mas exigente y las amenazas mas duras así que las encarnaciones de Bond deben ser menos duraderas. Daniel Craig sufre un "Sin perdón", una vuelta a lo básico del personaje en la primera mitad de la película y de la franquicia en su parte final.
Por una parte nos ofrece lo mismo de siempre, con las "marcas de la casa" intactas: inicio vertiginoso con una secuencia en tren muy espectacular aunque algo sobada a estas alturas, los títulos de crédito con un tema normalito de Adele pero con un gran estilo visual y luego se sumerge en un tedio que lastra parte del ritmo de la película aunque se recupera con un par de escenas en Shangai y Macao que nos recuerdan que estamos viendo un Bond.



Quizás tarde en salir a escena el villano de la función, un Bardem rubio peligroso y algo gay que no tiene un plan elaborado para dominar el mundo: solo quiere venganza, a toda costa, siendo el reflejo tenebroso de Bond. Donde James es leal y busca proteger, Silva quiere la venganza demente. Quizás no sea el mejor villano de la saga, ni de lejos y se salva porque Bardem le otorga un toque "Joker", pero es el que necesitaba la función, un doble oscuro de Bond, que peca de increíble al tenerlo todo (supuestamente) preparado al milímetro.

Lo verdaderamente espectacular de la película es su tramo final. Bond se ve tan acosado que necesita resetearse, salirse de los escenarios típicos y alejarse, casi a un paisaje de western escocés. Los artilugios quedan atrás, a pesar de la irrupción del nuevo Q (Ben Whishaw), un hipster de tomo y lomo, y solo quedan Bond, M (Judi Dench) y el Aston Martin para que comience el festival. Un festival de acción, de guiños a la saga, de comentarios suspicaces y de lucha de hermanos frente a su madre (tranquilos, no hay spoilers).
Y ahí crece la película: Sam Mendes rueda con mano firme, con una fotografía y una iluminación espectacular y aleja a Bond tanto de su entorno y de su propia naturaleza que lo devuelve al origen, al inicio.
Si, mas viejo y cansado, consciente de su propia mortalidad y de que todo cambia para volver a ser igual.



"Casino royale" es la mejor de las tres nuevas películas, sin duda y "Quantum of solace" es un espectáculo de acción sin paliativos pero "Skyfall" recoge lo mejor (y también lo peor) para cerrar el círculo, por ahora.
Entre lo peor quizás esté su excesivo enfoque para los fans de Bond, su ritmo irregular, el parecido argumental con "El caballero oscuro" y algunas frases de diálogo que sonrojan por su baja calidad pero se suplen con la parte final, la iluminación, la fotografía y brillantes momentos de dirección de Mendes (la escena en Shangai, por ejemplo).

Un notable alto y un placer para los seguidores de Bond.
Hasta la próxima, James.

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